Hay veces que la vida te entra y te sale por cada poro de la
piel. La absorbes, te embriagas, te marea, la transformas en tu interior y la
devuelves al universo transformada en átomos de ti misma que vuelven a fundirse
con el Todo.
Así me siento yo desde hace algún tiempo.
En medio de este torbellino de angustia y dificultades, de
esta sociedad que se nos hunde y se nos hunde sin que se atisbe el día en que
acabe de tocar fondo, cada día me levanto con el firme propósito de vivir hasta
el último instante.
Pueden robarme mi dinero los bancos, pueden recortar mi
sueldo, mis derechos y mis libertades, pueden intentar manipularme, engañarme,
estafarme, prohibirme... pueden y lo hacen. Pero nunca jamás podrán robarme
aquello que guardo celosamente en lo más profundo de mi alma.
Jamás les daré esa oportunidad. Nunca, nunca.
Mi vida no está en las manos de nadie, sino de la propia
Vida. Y será ella la que disponga cómo, cuánto y cuándo debo llorar o sonreír, esperanzarme o abatirme,
luchar o rendirme.
Y a estas alturas, una vez firmada mi alianza inquebrantable
con la vida, ella misma ha depositado en mis manos esa libertad de elección.
Así pues, elijo vivir. Elijo que esa panda de seres grises
que se empeña en robármelo todo, no va a ganarme nunca la batalla. Elijo
mantenerme en pie y enfrentarme a ellos; elijo que nadie coloque grilletes en
mis pies ni corte mis alas.
Elijo seguir mirando el atardecer cada día, caminar por la
orilla del mar rompiendo sus espumas con mis pies, tumbarme en el claro de un
bosque a escuchar el sonido de los grillos y el autillo.
Elijo que el gris no es mi color, por mucho que se empeñen, porque
mi paleta de colores es extraordinariamente policromada.
Elijo que nunca seré ni víctima ni aliada de los espíritus
grises, codiciosos, crueles y desalmados, que pueblan nuestras calles, nuestros
despachos, nuestras pantallas de televisión y nuestros mundos virtuales.
Elijo seguir plantándoles cara con mi mejor aliada: la
Vida, y con mi mejor arma: el amor que
le profeso.
Y yo elijo, siempre, el estallido.
Yo elijo.