Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. (M. Gandhi)


Nadie comete un error mayor que aquel que no hace nada porque solo puede hacer un poco. (E. Burke)


Dirán que andas por un camino equivocado si andas por tu camino. (A. Porchia)


De JOSÉ CERCAS

A mi queridísima amiga Elena, a quien amo por ser como es. (José Cercas)


Amo a quién al grito del aire
entrega a la cosecha, más aire todavía.
A quién detecta, en cada persona, la razón del verbo amar,
el amor por todas las tierras y patrias de los individuos
por todas las voces de las libertades.

Amo el rostro de la gente que sonríe,
cuando paro, en la calle, al beso y sus consecuencias.
Los amo, de tal manera, como amo la voz de los jazmines;
el arco fuera de iris que dona al día sus tonalidades crepusculares. 


Amo el rostro de quién, en las manos lleva,
la voz posible de la primavera, la voz más antigua,
en los labios frutales de las cosas.

Amo a quien camina y dona su brisa al peregrino,
a quien con su voz amiga, me anima a levantarme, todos los días,
a quien todos los días besa la frente del agua,
la tierra de las hojas, el barro desposeído de la rosa.

Te amo a ti, que caminas limpiando los surcos,
que floreces en las calles imposibles del beso.
Que me amas a mí, por existir,
tan solo por eso o acaso por ello.

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A mi amiga Elena, Siempre. (José Cercas)

En esta casa sin memoria, entre estas paredes azules 
donde cuelgan caballos al galope en pinturas inertes,
donde los hombres nacen con lágrimas en los ojos,
con el monótono suspiro emergiendo de sus bocas,
con las palabras que surgen ya cansadas
en esta casa digo, en estos barrios en los que moro.
te escribo versos dormidos,
flores que nacen moribundas en los jardines del tiempo,
de malezas frías que mueren maldiciendo su existencia.





En vano te escribo en esta soledad
para que tu voz comparezca ante el júbilo
para que el fusil amigo de la muerte
comparezca ante la derrota,
para que el machete que rompe canciones de amor
comparezca preso ante la vida.

En vano te escribo figuras en los párpados
en las ondas que viajan por ojos leales.

Te escribo para que en tus mejillas crezca
el sabor y el olor de un tierno beso,
que en tus manos aparezca la rama del olivo
y que el aire te lleve la profunda caricia de la alegría.

Te escribo para que estos versos no sean en vano,
que llenen de aire, tu libertad, la mía
y la de cada individuo que el único delito que haya cometido
sea sentirse libre y vivir por ello.