Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. (M. Gandhi)


Nadie comete un error mayor que aquel que no hace nada porque solo puede hacer un poco. (E. Burke)


Dirán que andas por un camino equivocado si andas por tu camino. (A. Porchia)


Rendirme ante la Vida

Llevo casi un mes sin escribir nada en esta página, y a punto he estado de cerrar el blog.

Ha sido un mes intenso, lleno de emociones y de sentimientos encontrados. Sin apenas tiempo para otra cosa que no haya sido un ir y venir constante de acá para allá, intentando recolocar cosas en el corazón de otras personas, aliviar pesos ajenos e intentar pacificar y calmar el camino hacia adelante de personas amadas, cuyas mochilas pesan demasiado y no acaban de ver ninguna luz que ilumine su sendero.

Cuando conseguí detenerme, por fin, tan solo me quedaron ganas de sentarme en mi rincón, de crear un espacio de calma y de sosiego para mi misma. Levantar enormes murallas que nadie pudiera atravesar y donde el silencio fuera mi único compañero.

Pero entonces me encontré conmigo misma, con mi propia mochila cargada hasta los topes, y mis propios ruidos que me impiden disfrutar del silencio.

Ayer le decía a una amiga que tengo tantas lágrimas acumuladas que me duelen los ojos de tanta presión. Me duelen de verdad.

No tengo ningún propósito especial para el nuevo año. Ni siquiera el eterno dejar de fumar.

Me conformo, que no es poco, con ser capaz de aprender a llevar esa mochila aligerándola a cada paso, desprendiéndome de aquello que no necesito, aceptando que el mundo Es, que las personas Son, y que no está en mi mano cambiar nada que no desee ser cambiado, ni tengo ningún derecho a intentar hacer un mundo a mi propia medida.

Aceptar las cosas como son y querer a la gente como es, aceptando -incluso-que no me quieran como soy,  ese es el primer paso que tengo que dar para soltar lastres de dolor y de frustración que, definitivamente, no hacer más que generarme más dolor y sentimientos de decepción y de impotencia.

Seguimos caminando y seguimos aprendiendo, aunque cierto es que no siempre me gusta aquello que tengo que aprender, y ofrezco toda la resistencia posible a asimilarlo porque, egoístamente, me encantaría que las cosas fueran de otro modo.

A pesar de todo esto, sigo creyendo firmemente en la Vida, y sigo creyendo en el abrazo de la gente que me quiere.

A pesar de todo, quiero seguir caminando por la Vida, pese lo que pese mi mochila, abandonándome a ella, rindiéndome ante ella. Sé que rendirse ante la Vida, ponerse en sus manos con fe y con confianza, es el mejor, el único camino, porque la Vida nunca, nunca, te traiciona ni te engaña en sus caminos, somos nosotros mismos quienes lo hacemos cuando le oponemos esa resistencia tan dura, en un empeño de caminar hacia donde creemos que es mejor, de alcanzar aquellos destinos donde creemos que encontraremos la felicidad y la paz.

Oponerse y guerrear con la vida no es la mejor opción, eso lo tengo ya claro. Pero mi propia estupidez me lleva a hacerlo constantemente.
Prefiero ser su aliada, si me deja. Y seguro que lo hace.